Vocabulario y gramática visual. La fotografía, la imagen y el lenguaje en la Colección Jorge M. Pérez (English)

Por Milagros González
4 de julio del 2025


La urgencia de registrar la realidad es un impulso casi visceral, de donde parte el documento. La obra de arte, por su parte, plantea la búsqueda de un sentido que trasciende la superficie de la imagen, sin perseguir un reflejo fiel de lo que nos rodea. Sin embargo, puede haber puntos de encuentro, y la fotografía como disciplina artística ha dado cuenta de ello. El salto del documento a la obra de arte puede ser un ejercicio de acrobacia que desafía tanto al artista como al espectador. La narrativa puede tomar senderos de múltiples significados, pero el lenguaje está allí, en la imagen capturada en el papel por el clic de una cámara y en el vocabulario visual creado por el artista.

En mayo de 2025, el Pérez Art Museum Miami (PAMM) inauguró una exposición de fotografía que presenta más de 100 piezas de unos 50 artistas internacionales de su colección: Language and Image. Conceptual and Performance-Based Photography from the Jorge M. Pérez Collection. Esta muestra ofrece una mirada a la capacidad de la fotografía para capturar aquello que está más allá de la imagen, de lo evidente, de la superficie. A lo largo de las diferentes salas, la exposición desarrolla diversos temas de análisis visual e invita al visitante a abrir los sentidos para escuchar el discurso que las piezas proponen.

Entrada a la exposición. Foto: © Milagros González

Al entrar a la primera sala, se da un salto al vacío. La imagen inicial, una fotografía de gran formato de Thomas Struth, transforma drásticamente la perspectiva del visitante, de ser observador a ser observado. Así, la exposición arranca cuestionando la noción de la fotografía como una herramienta que retrata la realidad. ¿Qué es la realidad, y qué es la verdad? Este segmento presenta un contraste entre maestros como Louis Faurer, André Kertész y Arthur Leipzig, y artistas contemporáneos como Candida Höfer, Vik Muniz y Thomas Struth. Los primeros, pioneros en transitar del fotoperiodismo al arte, muestran la intimidad del otro en espacios públicos, como en las imágenes espontáneas de músicos en Nueva York de Kertész o la boda de mineros polacos de Leipzig. Los artistas contemporáneos, por su parte, enfocan al espectador, al espacio arquitectónico y a la capacidad del ojo del artista para moldear la realidad. Este cambio de perspectiva es el preludio perfecto para la siguiente sala.

Del observar la intimidad ajena, la exposición transita a revelar la intimidad del artista, expresada físicamente, corporalmente. La imagen es representada, escenificada: difícil de aprehender, pero tangible gracias a la fisicalidad del cuerpo y a la ilusión de verdad que otorgan los gestos teatrales y performáticos. Podríamos pensar que la fotografía documenta un performance, registra un instante efímero. Pero es mucho más. Más allá de la materialidad de la imagen, es la extensión en tiempo y espacio de un gesto que fue real y que sigue vivo al conmover profundamente al espectador. Es un memento mori que nos ancla al presente con la contundencia de una bofetada. Consuelo Castañeda, Liliana Porter, Marina Abramović, Tania Bruguera, María Teresa Hincapié y Cindy Sherman son algunos de los artistas presentes en esta sección. Mientras Abramović, Bruguera e Hincapié encarnan los sujetos de sus performances, la pieza de Castañeda, Una historia en setenta páginas, muestra a su madre sin poses, en instantáneas que registran los signos de la edad, como un inventario visual del cuerpo envejecido.

Installation View of the Exhibition © Milagros González

Vista de la instalación en una de las salas de la exposición. Foto: © Milagros González

En la siguiente sala, Untitled (Body Print) de Ana Mendieta actúa como un puente que conecta fotografía y performance con un segmento dedicado a explorar el uso de secuencias de imágenes para comunicar un concepto. Las obras seleccionadas presentan imágenes —fragmentos, secuencias, repeticiones— que componen una narrativa íntima, como secuencias de ADN. Piezas de Mike Kelley, Joseph Kosuth y Oscar Muñoz, entre otros, construyen un universo individual con un storytelling dictado por el artista, donde la estructura ortogonal de la cuadrícula funciona como el andamiaje de un edificio.

El fotógrafo se transforma en un “testigo de carácter”, alguien que da testimonio desde el punto de vista privilegiado del lente. La distancia entre el sujeto y el fotógrafo, impuesta por la cámara, crea una situación en la que el artista explora las dinámicas sociales de su comunidad. Obras como Eu, Mestiço de Jonathas de Andrade o Queen Colonialists and Her Weapons of Mass Destruction de Thania Petersen utilizan la imagen para llamar la atención sobre temas sociales frecuentemente ignorados.

El paisaje y su relación con el ser humano, como objeto de interés y disparador de narrativas visuales, se presenta a través de diversas obras de la colección del PAMM. Resiliencia, armonía, desequilibrio, soledad, muerte y vida se manifiestan como imágenes de un herbario eterno. Teresa Margolles registra con precisión obsesiva paisajes rurales, con árboles como elemento común. Sin embargo, al posar la vista al pie del árbol, Margolles revela el hilo conductor de su narrativa: un altar de difuntos que da cuenta de una muerte violenta en rutas asoladas por el crimen en su natal México. Isaac Julien, en Emerald City / Capital (Playtime), usa el paisaje desértico de Dubái en una imagen aparentemente idílica, pero que en realidad muestra el aislamiento de una trabajadora doméstica inmigrante en un contexto solitario y ajeno.

Del paisaje natural, la exposición vira hacia el paisaje urbano, explorando cómo la arquitectura, bajo el ojo del fotógrafo, trasciende su función constructiva. Los edificios, como contenedores de memoria y testigos de la descomposición social, política o moral, son diseccionados por los artistas. Carlos Garaicoa, por ejemplo, muestra un edificio en ruinas de La Habana como un cuerpo putrefacto que evoca una utopía, visible solo bajo el efecto de alucinógenos. La exposición concluye con la fotografía como herramienta para construir imágenes abstractas, simbólicas, cargadas de significado y memoria.

Esta exposición ofrece una oportunidad para explorar las posibilidades de la imagen fotográfica como generadora de lenguaje. Los curadores, con precisión quirúrgica, descomponen los puntos de vista y el vocabulario de cada artista, y el visitante sigue el hilo narrativo, adquiriendo nuevos vocablos a medida que se adentra en el discurso. Aprender, aprehender o descartar fonemas que no resuenen. El discurso de los artistas está presente. El lenguaje de la imagen ofrece tantas posibilidades como opciones tiene el visitante para recorrerlo y apropiarlo.

Galería de fotos obras en exposición (Fotos: © William Riera)

Milagros González es una museóloga, historiadora y gestora cultural venezolana radicada en Miami, reconocida por sus contribuciones a la investigación y educación artística. Graduada en 1999 de la Universidad José María Vargas en Museología e Historia del Arte, trabajó como curadora e investigadora en el Museo de Bellas Artes y la Galería de Arte Nacional en Caracas de 1998 a 2009, donde publicó De la Colección a la Nación, explorando la historia intelectual de los museos de Caracas. Desde su traslado a Miami en 2009, González ha sido una figura clave en Arts Connection Foundation, gestionando eventos culturales innovadores como el Miami New Media Festival. Como Coordinadora de Investigación para IAM Venezuela, aboga por la preservación digital del patrimonio cultural venezolano. Dedicada educadora artística, González actualmente enseña en Robert Morgan Educational Center and Senior High en Miami y ha compartido su experiencia a nivel global, incluyendo en el Congreso Crossroads de 2010 en México, fomentando el diálogo sobre arte, historia e identidad cultural.